Capítulo
19
Ceci había estado de compras
con Cristi, la madre de Cristiano había hablado con ella un par de días atrás y
ahora que iba a cenar de nuevo a casa de su novio, estaba nerviosa. No era para
menos, su suegra le había hecho ver que le agradaba y ella no quería que
aquello fuera a terminar mal gracias a su torpeza.
No, Ceci no lo negaba, era
terriblemente torpe en ocasiones. La mayoría de las veces que salía con su
novio dejaba ver sus habilidades para caminar muy bien, tropezando por no
aplastar a un bichito en la calle o por causa de algún bache en el camino,
deteniéndose a acariciar perros de extraños, tirando helado por la vía pública,
riéndose a carcajadas: ella siempre encontraba la manera de hacer ver su
talento para caer al suelo.
Cristiano pasó por ella
temprano y se fueron a su casa, aunque el niño de Cris estaba enfermo y su
suegra les pidió que cenaran afuera, ya que no había tenido tiempo de cocinar.
Ambos se fueron aunque Ceci notaba que su novio estaba muy pendiente del
teléfono, y no era para menos, sabiendo que su pequeño estaba en cama y con
fiebre, ella ni siquiera hubiera salido.
-¿Quieres regresar? – preguntó
Ceci mientras caminaban cogidos de la mano, el aire estaba caliente y ninguno
usaba chaqueta ni sudadera. Él iba con una polo roja y unos jeans, ella llevaba
unos pantalones ajustados de color aqua y una blusa de botones con líneas
verticales en colores blanco y azul, llevaba las mangas dobladas casi hasta los
codos, tenía calor, pero igual llevaba el cabello suelto.- Digo…podríamos
comprar algo para llevar y cenar en tu casa.
-¿En serio? – ambos siguieron
caminando.
-Sí.
Después de comprar la comida y
regresar a casa de Cristiano, se sentaron a cenar frente al televisor con el
pequeño, habían llevado comida china y el niño estaba más que feliz con los
fideos agridulces que le habían llevado.
-Tal vez deberíamos hacer esto
más seguido.- dijo Cristiano antes de darle un beso a su novia.
…
-¿En verdad crees que es una
buena idea? – preguntó Lou, acababa de salir de su casa, arrastrada por Lukas, claro
tenía el pie enfundado en una bota enorme para su pie lastimado, iba con sus
muletas y llevaba un vestido color blanco que le llegaba por sobre la rodilla y
sobre éste una chaqueta corta de color negro.
-Por favor, te va a encantar. –
Lukas la llevó hasta el auto, hacía una semana que había comenzado la temporada
y ese día era de los pocos días que tenían libres.
Antes de que Lou pudiera decir
más Lukas subió el volumen al estéreo. Poco después llegaron a un restaurante
grande con mucha iluminación, en la parte de atrás les dejaron reservada una
mesa, ésta estaba entre otras cuantas en el jardín.
-¿Cómo te ha ido con el yeso? –
preguntó Lukas una vez que se habían sentado y el mesero les dejó el menú.
-Bien… creo que a los jugadores
les divierte… - Lou se rio un poco, pero puso mala cara.
-¿qué hicieron?- Lukas se
inclinó sobre la mesa, dejando de mirar el menú para mirarla a ella con los
ojos entrecerrados y una sonrisa de lado.
-Metieron mis muletas en el
vestidor. Estuve dando saltitos por todo el club hasta que Torres me encontró y
me ayudo a encontrarlas.
-Pero al menos ya hiciste
amistad con algunos de tus hombres.
-¿Míos?
-Sí, tu equipo. Tus hombres. –
Lou puso los ojos en blanco. - ¿Estas tomando los medicamentos? – la chica
asintió con la cabeza, no recordaba la última vez que Gonzalo se había
preocupado por sus medicamentos, en concreto, no recordaba mucho que a él le
importara mucho su estado en general. – Perfecto. Pide lo que quieras, te juro
que todo es bajo en grasa.
-Ja-ja que gracioso…
-¡Ya, Ella! No me hagas mala
cara.
-Ya te he dicho que me llames
Lou, odio eso de Ella. – arrugó la nariz.
-A mí me gusta. Es un nombre
bonito y poco común. – Llamó al mesero que estaba a lo lejos – Te queda
excelente.
Lou se ruborizó ligeramente, Gonzalo
rara vez había usado su nombre completo, rara vez le había hecho esa clase de
comentarios con ese aire de sencillez. Con Gonzalo no se recibía sin dar
primero, a menos que fueran celos, eso los regalaba al por mayor.
“Déjalo
ya”
se dijo a sí misma antes de volver la atención al menú, lo primero que vio fue
lo que ordenó, una ensalada cesar con pollo a la plancha. Lukas ordenó una
hamburguesa con papás fritas – jurando que no había problema con su nutriólogo
– y ambos tomaron limonada.
Después de comer se fueron por
un helado y cuando volvieron al auto ya estaba comenzando a oscurecer, Lou no
tenía idea de que Lukas aún tenía planeado algo más para esa noche hasta que
estacionó el auto cerca de un teatro enorme, entraron por la parte de atrás,
directamente al área del backstage, donde ambos se encontraron con un grupo de
personas, entre gente de la tv y fotógrafos, lograron saludar a la cantante, Rihana
los saludó como si los conociera de toda la vida y después de una corta
conversación y un par de fotos, se fue a firmar autógrafos a algunos fans y
subió al escenario.
Lou se volteó y miro a Lukas
con los ojos abiertos como platos antes de abrazarlo, soltando las muletas que
cayeron al suelo con un ruido sordo.
-No soy gran fan, pero muchas
gracias. – le dijo cuándo se separaron.
En todo el día no había podido
sacarse de la mente las constantes comparaciones entre el alemán y su ex novio
argentino. Lo cierto era, que Lukas tenía más atenciones hacia ella que el
argentino, “pero deja ya de compararlos,
Mariana te matará cuando le cuentes…” Lou se dijo a sí misma, intentando
volver a la realidad y dejar de hacer comparaciones que de cualquier manera
eran inútiles para ella.
…
Un par de semanas más tarde,
Lou por fin se encontraba recuperada de lo del pie, no había sido nada grave,
pero sí había sido muy fastidioso. En ese momento caminaba por la calle, cerca
de un parque, iba de camino a un Starbucks, una amiga de Eva, le había pedido
una entrevista, era periodista y Lou no se pudo negar después de Eva le pidiera
que aceptara.
Llevaba el bolso colgando en el
hombro y sostenía el iPhone con una mano mientras caminaba a paso lento con sus
zapatillas blancas, poco a poco comenzaba a disiparse el calor, dejando solo el
viento frío común del país. Tenía una mano metida en el bolsillo de sus jeans
rojos, se había puesto una blusa negra de Ramones y un blazer de color blanco.
Con el cabello ligeramente ondulado y los lentes oscuros cubriéndole los ojos
hablaba con Mariana.
-¡Te llevó al concierto de
Rihana! – Mariana no se lo creía, también Ceci iría a un concierto de Rihana
con Cristiano. – Yo soy la única que no va a ningún lado…
-Vete de compras y se te
pasara.
-¿En verdad me crees tan
superficial?
-Ay, era broma… - Lou cruzó la
calle y pasó de largo algunas tiendas sin fijarse en lo que vendían. – Ahora
dime, se rumora que cierto jugador del Madrid se muda a Inglaterra, no se le ha
visto en público hace días… ¿qué sabes?
-Que es mentira. Ya te lo había
dicho…– Dijo su amiga, después de suspirar. – Pero no quiero que te preocupes,
quiero que vengas la semana que entra.
-¿La semana que entra? ¿Y cómo
por qué iría a España? – respondió la castaña, de nuevo se sintió decepcionada.
-Porque voy a re-inaugurar el
restaurante.
-Uff… contigo está difícil
seguir el ritmo… - Lou se rio un poco de Mari.
-Vas a venir y lo sabes. –
Mariana le dijo, sabía de maravilla que Gonzalo la extrañaba y estaba
terriblemente arrepentido, ni siquiera había jugado en los primeros partidos de
la temporada. Pero claro…es que aún no estaba en posición de jugar con su nuevo
equipo, ni siquiera había hecho el viaje a Italia. – Y si me dices que no,
Sergio te convencerá.
-¿Hablaste con él? – Lou se
detuvo a mitad de la calle, se rio y siguió caminando. El Starbucks no estaría
muy lejos.- ¿Qué te dijo?
-Que le contaste el otro día
que ya tienes novio y bueno…otras cosas… - Mari se hizo la loca.
-Bueno, cuando sepa si puedo ir
te llamo. Ahora tengo que trabajar.
-¡Pero sí llámame! Adiós.
-Claro, hasta luego.
…
Lou llegó a trabajar temprano.
Era tiempo de los primero partidos de la temporada y había que revisar a los
jugadores. La castaña llevaba puestos sus pantalones de vestir y una blusa
blanca de manga larga, aunque llevaba las mangas dobladas casi hasta los codos.
El cabello recogido en una coleta alta y su usual mínimo maquillaje. El primero
al que revisó fue a Peter, el portero. El último fue David Luiz quien le
resultaba muy peculiar.
-Estas perfectamente, puedes
irte. – dijo la nutrióloga, suprimiendo una sonrisa.
El jugador se fue de vuelta a
su entrenamiento, aunque no sin hacerle una de sus caras a la nutrióloga,
haciendo que ésta tosiera para disimular un poco su risa.
Al terminar de ordenar las
carpetas, Lou las entrego al médico del equipo y se fue directamente a su casa.
Todo estaba preparado para que
ese mismo sábado fuera a España. Mari había pasado el último mes preparando el
restaurante para su reinauguración.
Esa noche, Lou hiso su maleta,
solo estaría en España el fin de semana, Lukas la alcanzaría después de su
partido del sábado. Jugaría temprano, aunque esa noche se vieron, como era
usual en el restaurante donde se encontraron por primera vez en Inglaterra.
…
-¡Sergio! – grito Lou, feliz de
ver a su amigo después de casi dos meses sin poder hacerlo. El jugador sonrió y
abrió los brazos para atrapar a la chica en un abrazo, el resto de las personas
allí presentes miraron sin darle mucha importancia, era bien sabido por los
amigos de ambos que eran como hermanos, así que cuando por fin se soltaron y
comenzaron a charlar, Mari intercambio miradas con Ceci y Cristina. Gonzalo
estaba afuera, en poco tiempo estaría adentro y con el nuevo acomodo de las
mesas, vería al par charlando cerca de la barra, aunque ésta estuviera aún en
el fondo.
-Deja que las cosas se den. –
dijo Ceci con tranquilidad, Cristina asintió aunque se notaba distraída, Mesut
se había ido a quien sabía dónde. – por cierto, felicidades, te ha quedado
sensacional el lugar.
-Como siempre. – dijo Lou
acercándose al grupo de amigas, dejando a Sergio con Iker y Marcelo.
El lugar ahora estaba más
iluminado, todas las paredes habían sido pintadas a manera de mural con
distintas imágenes de paisajes de Brasil. Las mesas y sillas había sido
reemplazados y ahora todas eran de un color blanco y los manteles sobre estas
estaban intercalados entre verde y amarillo. Las sillas seguían el color de las
mesas, en el fondo, la barra había sido pintada en la base negra con un diseño
en colores fosforescentes, la barra en sí había sido cambiada y ahora era de
fibra de vidrio negra con una luz de neón que seguramente sería utilizada para
ambientar en las noches, alrededor había mesas altas de color blanco, aunque
toda la zona de la barra estaba separada de la zona del restaurante.
Mari sonrió a sus amigas
mientras un fotógrafo se acercaba a ellas.
-¿Una foto para el periódico? –
Preguntó el muchacho, no podría ser mayor de veintidós años, tenía el cabello
oscuro un poco largo y alborotado, usaba unos enormes lentes ray- ban.
Las cuatro posaron para la
foto. Ceci, con sus pantalones azules y su blusa de botones a rayas rojas y
unos flats color piel, estaba en el
centro al lado de Mariana que llevaba un vestido corto en color turquesa, un
collar de perlas que le había regalado Kaká y unos tacones altos color rosa
brillante, a su derecha estaba Cristina con un vestido corto de estampado
floral combinado con unos flats color beige y al lado de Mariana estaba Lou que
iba de vestido azul marino estampado con algunas flores rosa que caía casi
hasta su rodilla, zapatos de tacón alto en color rosa brillante y una chaqueta
de cuero negra.
Después que se tomaron la foto
todas volvieron a lo suyo mientras el fotógrafo se iba a otra parte. Mari miró
de reojo hacia la puerta, allí estaba entrando, siendo fotografiado, Gonzalo.
Ceci también se dio cuenta y volteo la cabeza en dirección a la puerta, Lou
siguió la mirada de sus amigas e intento continuar la conversación mientras
Mariana se disculpaba un momento.
-Ahora vuelvo. – Dijo antes de
ir hasta donde el pipita estaba, ambos se saludaron y el jugador felicitó a
Mari. Ella lo hizo dirigirse a la parte del bar, pero al ver a su ex decidió ir
hacia ella. Mari se mordió el labio cuando se dio cuenta de que él se iría en
otra dirección.
El sol se había metido unos
minutos antes, la gente estaba disfrutando de la comida y la bebida, había una
lista grande de invitados y la re-apertura del lugar había llamado la atención
de los medio, Gonzalo se olvidó de todo por un momento mientras caminaba hasta
el pequeño grupo de chicas conversando, Lou y Criti le daban la espalda, Ceci
le lanzó una mirada como diciéndole que se acercara con precaución.
Estaba tan cerca a ella que la
podía tocar, pero en ese momento alguien más se adelantó y puso el brazo
alrededor de la cintura de la chica, ésta volteó a mirar al hombre y le dio un
beso en la mejilla.
-¡Mira, sí que llegas a tiempo!
– dijo en voz alta, Ceci se rio cuando el hombre pregunto.
-Sorry, what? – Cristi fue
quien le respondió en inglés antes de voltearse y verlo parado como un tonto
detrás de ella.
-¡Gonzalo! Que gusto, ¿Cómo
estás? – dijo saludándolo, Ceci mantuvo una sonrisa amigable en su rostro
mientras Lou y su acompañante se volteaban.
-Bien, ¿ustedes? – respondió
Gonzalo, intentando no mirar ni a su ex, ni al otro hombre.
-Muy bien. – Dijo Ceci – Oye,
Lukas, creo que Cristiano quería contarte algo. – Agregó en inglés.
-Ah sí, es mejor que vallamos.
– dijo Cristi, cogiendo a Lukas de un brazo y llevándolo hacía otra zona en el
restaurante, dejando a Lou con Gonzalo a solas.
-Hace mucho que no te veía. –
dijo ella sin poder evitar que se le escapara una risa nerviosa.
-Sí, un par de meses… ¿Quién
los cuenta? – respondió él, arrepintiéndose de haber ido hacia ella en el
primer lugar, ¿qué le diría?
-Escuché que te vas a la serie
A. – dijo ella, mirándolo a la cara, por algún motivo le costaba trabajo verlo
a los ojos, pero podía mantener la mirada en su cara.
-Sí, al Napoli. – Ambos
asintieron. – Yo… quiero decirte que… - ella lo interrumpió poniendo una mano
frente a su cara, ni siquiera dijo nada para hacerlo guardar silencio.
-Hoy es el día de Mari, hoy no
me dirás nada. – Sonrió una sonrisa de complacencia y se fue hasta donde
Cristiano intentaba sacarse una conversación de la manga.
Gonzalo miró a la chica
mientras ella comenzaba a hablar con sus amigos, era la misma que había
conocido hacía poco más de un año, él había creído que la había lastimado
demasiado como para que ella fuera la misma, pero lejos de eso, se daba cuenta
entonces, había hecho que la chica reforzara su personalidad. Al ver como ponía
un brazo sobre los hombros de Lukas y el otro sobre los de Sergio para tomarse
una foto, el pipita se dio cuenta de que nadie iba a cambiarla, y si no le
agradaba algo sobre ella, seguramente el problema lo solucionaría ella; alejándose.
Mientras Sergio y ella
jugueteaban como solían hacerlo y Gonzalo intentaba conversar con sus amigos,
se sorprendió de ver como ella desviaba su mirada de Sergio a Lukas, quien
charlaba despreocupadamente con Mesut, Cristina y Ceci.
Gonzalo había entendido
finalmente, que el problema no había sido ella, no había sido Sergio, sino él.
Él y sus celos.
Mari estaba hablando acerca de
su restaurante con un par de reporteros mientras los demás conversaban, casi a
las cinco de la mañana todos volvieron a casa, ella y Kaká fueron los últimos
en irse pero no le importaba. La re-apertura había sido un éxito y a todos
parecía gustarles mucho la decoración.
Lo que Mariana no sabía era que
al día siguiente en el mismo restaurante una de sus mejores amigas se
encontraría tomando café con su ex.
Casi a las once de la mañana
Lou se apareció en el restaurante luciendo de lo más descansada, Mari sonrió al
verla desde su lugar al lado de la caja. Se alisó el vestido rosa y se puso de
pie con sus tacones dorados, Lou caminó hasta ella después de verla y saludarla
de lejos. Ambas se encontraron en mitad del restaurante, que estaba casi lleno.
-¡Ew! Te gusta el negro… –
preguntó Mari, recordando su vieja costumbre de insultarse entre ellas en lugar
de darse cumplidos y llevó a su amiga a una mesa en la zona del bar, que estaba
vacía.
Lou sonrió pero puso los ojos
en blanco, llevaba puestos unos pantalones negros a la cintura, una blusa negra
de botones con el cuello blanco, unas botas negras y un bolso Channel color
negro.
-Te queda bien… - dijo Mari.
-¿Qué tal con Lukas? – pregunto de manera picara.
-Ah, bien. Creo que le ha
gustado su habitación. – respondió la castaña, ignorando el tono de su amiga.
-¿Cómo? ¿Están en habitaciones
distintas? – Mari se notaba decepcionada al tiempo que Lou asintió con la
cabeza. – Ay, está bien… ¿Qué te ha dicho de Gonzalo? Ayer se encontraron y no
fue muy…
-Cortez. – Completó Lou. – Ni
siquiera se presentó, pero eso es lo de menos, quería disculparse y no sé qué
más.
-Ah, ya; lo mandaste por un
número. – respondió Mari. – Yo he hablado con él, sé que solo quiere estar en
buenos términos contigo. No seas mala y escucha al pobre hombre. – Se puso de
pie. – Y cuando decidas compartir habitación con Lukas me cuentas. – le guiñó un
ojo.
La nutrióloga sacudió la cabeza
antes de ver por qué Mari se había levantado. Gonzalo estaba allí, y
aparentemente estaba en complicidad con él. Mari miró a su amiga y puso las
manos en alto como intentando decir “disculpa”.
Un par de minutos más tarde,
Gonzalo estaba sentado frente a ella. Hacía tanto que no habían estado ellos
dos juntos que la chica tuvo que voltear el rostro hacia otra dirección para
intentar respirar aire fresco y libre del olor de la loción del jugador,
conocía bien a Gonzalo y ella pensó, desafortunadamente él me conoce muy bien.
Un par de minutos en silencio
después el jugador comenzó a hablar.
-No quiero acabar mal contigo.
– Ambos se miraron a los ojos. Ella sabía que era verdad.- Me porté como un
imbécil contigo.
-Eso ya no importa. – En verdad
a la chica ya no le importaba, estaba con alguien que no podría tratarla mejor
y además por algún motivo al recordar lo que había pasado sentía que no era
Gonzalo él que le hablaba, ni ella la que respondía. – Entiendo que querías
irte del equipo, yo quería que te quedaras y además bueno… ambos tenemos
nuestro carácter.
Gonzalo no comprendía, frunció
el ceño, aquello que la castaña acababa de decir lo había dejado confundido.
-En serio, ¿No quieres una
disculpa? Yo sé que lo que dije estuvo mal.
-Pero finalmente, fue lo mejor
– Gonzalo frunció el ceño y se inclinó hacia adelante sobre la mesa, - porque
si no lo hubieras dicho yo… no hubiera llegado a Inglaterra, no hubiera
encontrado a la gente que encontré. Tu seguramente encontraras a mucha gente
agradable en Italia.
-¿Estás hablando de Lukas,
verdad? Es un gran jugador. – dijo. – Solo quiero ser tu amigo.
Ambos se quedaron mirándose el
uno al otro.
-Bien.
Lou se levantó y se acomodó la
blusa antes de sacar sus lentes oscuros del bolso. Gonzalo se levantó también y
caminó detrás de la chica.
La nutrióloga se despidió de
Mariana puso su mano en el hombro de Gonzalo antes de voltearse y darle a
Gonzalo un rápido beso en la mejilla a manera de despedida, como lo había hecho
anteriormente con Mari. El jugador y Mari se quedaron mirando mientras la chica
salía a la calle.
-¿Amigos? – preguntó Mari.
-Aja…
-Bienvenido al club, – le
tendió la mano con una sonrisa burlona en el rostro, el pipita la cogió aunque
en su rostro tenía una mirada de confusión – espero que te guste el café,
porque vas a tomar mucho antes de tener oportunidad de volver con tu ex.
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