Wednesday, March 5, 2014

Gol. Capítulo 19


Capítulo 19


Ceci había estado de compras con Cristi, la madre de Cristiano había hablado con ella un par de días atrás y ahora que iba a cenar de nuevo a casa de su novio, estaba nerviosa. No era para menos, su suegra le había hecho ver que le agradaba y ella no quería que aquello fuera a terminar mal gracias a su torpeza.
No, Ceci no lo negaba, era terriblemente torpe en ocasiones. La mayoría de las veces que salía con su novio dejaba ver sus habilidades para caminar muy bien, tropezando por no aplastar a un bichito en la calle o por causa de algún bache en el camino, deteniéndose a acariciar perros de extraños, tirando helado por la vía pública, riéndose a carcajadas: ella siempre encontraba la manera de hacer ver su talento para caer al suelo.
Cristiano pasó por ella temprano y se fueron a su casa, aunque el niño de Cris estaba enfermo y su suegra les pidió que cenaran afuera, ya que no había tenido tiempo de cocinar. Ambos se fueron aunque Ceci notaba que su novio estaba muy pendiente del teléfono, y no era para menos, sabiendo que su pequeño estaba en cama y con fiebre, ella ni siquiera hubiera salido.
-¿Quieres regresar? – preguntó Ceci mientras caminaban cogidos de la mano, el aire estaba caliente y ninguno usaba chaqueta ni sudadera. Él iba con una polo roja y unos jeans, ella llevaba unos pantalones ajustados de color aqua y una blusa de botones con líneas verticales en colores blanco y azul, llevaba las mangas dobladas casi hasta los codos, tenía calor, pero igual llevaba el cabello suelto.- Digo…podríamos comprar algo para llevar y cenar en tu casa.
-¿En serio? – ambos siguieron caminando.
-Sí.
Después de comprar la comida y regresar a casa de Cristiano, se sentaron a cenar frente al televisor con el pequeño, habían llevado comida china y el niño estaba más que feliz con los fideos agridulces que le habían llevado.
-Tal vez deberíamos hacer esto más seguido.- dijo Cristiano antes de darle un beso a su novia.


-¿En verdad crees que es una buena idea? – preguntó Lou, acababa de salir de su casa, arrastrada por Lukas, claro tenía el pie enfundado en una bota enorme para su pie lastimado, iba con sus muletas y llevaba un vestido color blanco que le llegaba por sobre la rodilla y sobre éste una chaqueta corta de color negro.
-Por favor, te va a encantar. – Lukas la llevó hasta el auto, hacía una semana que había comenzado la temporada y ese día era de los pocos días que tenían libres.
Antes de que Lou pudiera decir más Lukas subió el volumen al estéreo. Poco después llegaron a un restaurante grande con mucha iluminación, en la parte de atrás les dejaron reservada una mesa, ésta estaba entre otras cuantas en el jardín.
-¿Cómo te ha ido con el yeso? – preguntó Lukas una vez que se habían sentado y el mesero les dejó el menú.
-Bien… creo que a los jugadores les divierte… - Lou se rio un poco, pero puso mala cara.
-¿qué hicieron?- Lukas se inclinó sobre la mesa, dejando de mirar el menú para mirarla a ella con los ojos entrecerrados y una sonrisa de lado.
-Metieron mis muletas en el vestidor. Estuve dando saltitos por todo el club hasta que Torres me encontró y me ayudo a encontrarlas.
-Pero al menos ya hiciste amistad con algunos de tus hombres.
-¿Míos?
-Sí, tu equipo. Tus hombres. – Lou puso los ojos en blanco. - ¿Estas tomando los medicamentos? – la chica asintió con la cabeza, no recordaba la última vez que Gonzalo se había preocupado por sus medicamentos, en concreto, no recordaba mucho que a él le importara mucho su estado en general. – Perfecto. Pide lo que quieras, te juro que todo es bajo en grasa.
-Ja-ja que gracioso…
-¡Ya, Ella! No me hagas mala cara.
-Ya te he dicho que me llames Lou, odio eso de Ella. – arrugó la nariz.
-A mí me gusta. Es un nombre bonito y poco común. – Llamó al mesero que estaba a lo lejos – Te queda excelente.
Lou se ruborizó ligeramente, Gonzalo rara vez había usado su nombre completo, rara vez le había hecho esa clase de comentarios con ese aire de sencillez. Con Gonzalo no se recibía sin dar primero, a menos que fueran celos, eso los regalaba al por mayor.
“Déjalo ya” se dijo a sí misma antes de volver la atención al menú, lo primero que vio fue lo que ordenó, una ensalada cesar con pollo a la plancha. Lukas ordenó una hamburguesa con papás fritas – jurando que no había problema con su nutriólogo – y ambos tomaron limonada.
Después de comer se fueron por un helado y cuando volvieron al auto ya estaba comenzando a oscurecer, Lou no tenía idea de que Lukas aún tenía planeado algo más para esa noche hasta que estacionó el auto cerca de un teatro enorme, entraron por la parte de atrás, directamente al área del backstage, donde ambos se encontraron con un grupo de personas, entre gente de la tv y fotógrafos, lograron saludar a la cantante, Rihana los saludó como si los conociera de toda la vida y después de una corta conversación y un par de fotos, se fue a firmar autógrafos a algunos fans y subió al escenario.
Lou se volteó y miro a Lukas con los ojos abiertos como platos antes de abrazarlo, soltando las muletas que cayeron al suelo con un ruido sordo.
-No soy gran fan, pero muchas gracias. – le dijo cuándo se separaron.
En todo el día no había podido sacarse de la mente las constantes comparaciones entre el alemán y su ex novio argentino. Lo cierto era, que Lukas tenía más atenciones hacia ella que el argentino, “pero deja ya de compararlos, Mariana te matará cuando le cuentes…” Lou se dijo a sí misma, intentando volver a la realidad y dejar de hacer comparaciones que de cualquier manera eran inútiles para ella.


Un par de semanas más tarde, Lou por fin se encontraba recuperada de lo del pie, no había sido nada grave, pero sí había sido muy fastidioso. En ese momento caminaba por la calle, cerca de un parque, iba de camino a un Starbucks, una amiga de Eva, le había pedido una entrevista, era periodista y Lou no se pudo negar después de Eva le pidiera que aceptara.
Llevaba el bolso colgando en el hombro y sostenía el iPhone con una mano mientras caminaba a paso lento con sus zapatillas blancas, poco a poco comenzaba a disiparse el calor, dejando solo el viento frío común del país. Tenía una mano metida en el bolsillo de sus jeans rojos, se había puesto una blusa negra de Ramones y un blazer de color blanco. Con el cabello ligeramente ondulado y los lentes oscuros cubriéndole los ojos hablaba con Mariana.
-¡Te llevó al concierto de Rihana! – Mariana no se lo creía, también Ceci iría a un concierto de Rihana con Cristiano. – Yo soy la única que no va a ningún lado…
-Vete de compras y se te pasara.
-¿En verdad me crees tan superficial?
-Ay, era broma… - Lou cruzó la calle y pasó de largo algunas tiendas sin fijarse en lo que vendían. – Ahora dime, se rumora que cierto jugador del Madrid se muda a Inglaterra, no se le ha visto en público hace días… ¿qué sabes?
-Que es mentira. Ya te lo había dicho…– Dijo su amiga, después de suspirar. – Pero no quiero que te preocupes, quiero que vengas la semana que entra.
-¿La semana que entra? ¿Y cómo por qué iría a España? – respondió la castaña, de nuevo se sintió decepcionada.
-Porque voy a re-inaugurar el restaurante.
-Uff… contigo está difícil seguir el ritmo… - Lou se rio un poco de Mari.
-Vas a venir y lo sabes. – Mariana le dijo, sabía de maravilla que Gonzalo la extrañaba y estaba terriblemente arrepentido, ni siquiera había jugado en los primeros partidos de la temporada. Pero claro…es que aún no estaba en posición de jugar con su nuevo equipo, ni siquiera había hecho el viaje a Italia. – Y si me dices que no, Sergio te convencerá.
-¿Hablaste con él? – Lou se detuvo a mitad de la calle, se rio y siguió caminando. El Starbucks no estaría muy lejos.- ¿Qué te dijo?
-Que le contaste el otro día que ya tienes novio y bueno…otras cosas… - Mari se hizo la loca.
-Bueno, cuando sepa si puedo ir te llamo. Ahora tengo que trabajar.
-¡Pero sí llámame! Adiós.
-Claro, hasta luego.


Lou llegó a trabajar temprano. Era tiempo de los primero partidos de la temporada y había que revisar a los jugadores. La castaña llevaba puestos sus pantalones de vestir y una blusa blanca de manga larga, aunque llevaba las mangas dobladas casi hasta los codos. El cabello recogido en una coleta alta y su usual mínimo maquillaje. El primero al que revisó fue a Peter, el portero. El último fue David Luiz quien le resultaba muy peculiar.
-Estas perfectamente, puedes irte. – dijo la nutrióloga, suprimiendo una sonrisa.
El jugador se fue de vuelta a su entrenamiento, aunque no sin hacerle una de sus caras a la nutrióloga, haciendo que ésta tosiera para disimular un poco su risa.
Al terminar de ordenar las carpetas, Lou las entrego al médico del equipo y se fue directamente a su casa.
Todo estaba preparado para que ese mismo sábado fuera a España. Mari había pasado el último mes preparando el restaurante para su reinauguración.
Esa noche, Lou hiso su maleta, solo estaría en España el fin de semana, Lukas la alcanzaría después de su partido del sábado. Jugaría temprano, aunque esa noche se vieron, como era usual en el restaurante donde se encontraron por primera vez en Inglaterra.


-¡Sergio! – grito Lou, feliz de ver a su amigo después de casi dos meses sin poder hacerlo. El jugador sonrió y abrió los brazos para atrapar a la chica en un abrazo, el resto de las personas allí presentes miraron sin darle mucha importancia, era bien sabido por los amigos de ambos que eran como hermanos, así que cuando por fin se soltaron y comenzaron a charlar, Mari intercambio miradas con Ceci y Cristina. Gonzalo estaba afuera, en poco tiempo estaría adentro y con el nuevo acomodo de las mesas, vería al par charlando cerca de la barra, aunque ésta estuviera aún en el fondo.
-Deja que las cosas se den. – dijo Ceci con tranquilidad, Cristina asintió aunque se notaba distraída, Mesut se había ido a quien sabía dónde. – por cierto, felicidades, te ha quedado sensacional el lugar.
-Como siempre. – dijo Lou acercándose al grupo de amigas, dejando a Sergio con Iker y Marcelo.
El lugar ahora estaba más iluminado, todas las paredes habían sido pintadas a manera de mural con distintas imágenes de paisajes de Brasil. Las mesas y sillas había sido reemplazados y ahora todas eran de un color blanco y los manteles sobre estas estaban intercalados entre verde y amarillo. Las sillas seguían el color de las mesas, en el fondo, la barra había sido pintada en la base negra con un diseño en colores fosforescentes, la barra en sí había sido cambiada y ahora era de fibra de vidrio negra con una luz de neón que seguramente sería utilizada para ambientar en las noches, alrededor había mesas altas de color blanco, aunque toda la zona de la barra estaba separada de la zona del restaurante.
Mari sonrió a sus amigas mientras un fotógrafo se acercaba a ellas.
-¿Una foto para el periódico? – Preguntó el muchacho, no podría ser mayor de veintidós años, tenía el cabello oscuro un poco largo y alborotado, usaba unos enormes lentes ray- ban.
Las cuatro posaron para la foto. Ceci, con sus pantalones azules y su blusa de botones a rayas rojas y unos flats color piel,  estaba en el centro al lado de Mariana que llevaba un vestido corto en color turquesa, un collar de perlas que le había regalado Kaká y unos tacones altos color rosa brillante, a su derecha estaba Cristina con un vestido corto de estampado floral combinado con unos flats color beige y al lado de Mariana estaba Lou que iba de vestido azul marino estampado con algunas flores rosa que caía casi hasta su rodilla, zapatos de tacón alto en color rosa brillante y una chaqueta de cuero negra.
Después que se tomaron la foto todas volvieron a lo suyo mientras el fotógrafo se iba a otra parte. Mari miró de reojo hacia la puerta, allí estaba entrando, siendo fotografiado, Gonzalo. Ceci también se dio cuenta y volteo la cabeza en dirección a la puerta, Lou siguió la mirada de sus amigas e intento continuar la conversación mientras Mariana se disculpaba un momento.
-Ahora vuelvo. – Dijo antes de ir hasta donde el pipita estaba, ambos se saludaron y el jugador felicitó a Mari. Ella lo hizo dirigirse a la parte del bar, pero al ver a su ex decidió ir hacia ella. Mari se mordió el labio cuando se dio cuenta de que él se iría en otra dirección.
El sol se había metido unos minutos antes, la gente estaba disfrutando de la comida y la bebida, había una lista grande de invitados y la re-apertura del lugar había llamado la atención de los medio, Gonzalo se olvidó de todo por un momento mientras caminaba hasta el pequeño grupo de chicas conversando, Lou y Criti le daban la espalda, Ceci le lanzó una mirada como diciéndole que se acercara con precaución.
Estaba tan cerca a ella que la podía tocar, pero en ese momento alguien más se adelantó y puso el brazo alrededor de la cintura de la chica, ésta volteó a mirar al hombre y le dio un beso en la mejilla.
-¡Mira, sí que llegas a tiempo! – dijo en voz alta, Ceci se rio cuando el hombre pregunto.
-Sorry, what? – Cristi fue quien le respondió en inglés antes de voltearse y verlo parado como un tonto detrás de ella.
-¡Gonzalo! Que gusto, ¿Cómo estás? – dijo saludándolo, Ceci mantuvo una sonrisa amigable en su rostro mientras Lou y su acompañante se volteaban.
-Bien, ¿ustedes? – respondió Gonzalo, intentando no mirar ni a su ex, ni al otro hombre.
-Muy bien. – Dijo Ceci – Oye, Lukas, creo que Cristiano quería contarte algo. – Agregó en inglés.
-Ah sí, es mejor que vallamos. – dijo Cristi, cogiendo a Lukas de un brazo y llevándolo hacía otra zona en el restaurante, dejando a Lou con Gonzalo a solas.
-Hace mucho que no te veía. – dijo ella sin poder evitar que se le escapara una risa nerviosa.
-Sí, un par de meses… ¿Quién los cuenta? – respondió él, arrepintiéndose de haber ido hacia ella en el primer lugar, ¿qué le diría?
-Escuché que te vas a la serie A. – dijo ella, mirándolo a la cara, por algún motivo le costaba trabajo verlo a los ojos, pero podía mantener la mirada en su cara.
-Sí, al Napoli. – Ambos asintieron. – Yo… quiero decirte que… - ella lo interrumpió poniendo una mano frente a su cara, ni siquiera dijo nada para hacerlo guardar silencio.
-Hoy es el día de Mari, hoy no me dirás nada. – Sonrió una sonrisa de complacencia y se fue hasta donde Cristiano intentaba sacarse una conversación de la manga.
Gonzalo miró a la chica mientras ella comenzaba a hablar con sus amigos, era la misma que había conocido hacía poco más de un año, él había creído que la había lastimado demasiado como para que ella fuera la misma, pero lejos de eso, se daba cuenta entonces, había hecho que la chica reforzara su personalidad. Al ver como ponía un brazo sobre los hombros de Lukas y el otro sobre los de Sergio para tomarse una foto, el pipita se dio cuenta de que nadie iba a cambiarla, y si no le agradaba algo sobre ella, seguramente el problema lo solucionaría ella; alejándose.
Mientras Sergio y ella jugueteaban como solían hacerlo y Gonzalo intentaba conversar con sus amigos, se sorprendió de ver como ella desviaba su mirada de Sergio a Lukas, quien charlaba despreocupadamente con Mesut, Cristina y Ceci.
Gonzalo había entendido finalmente, que el problema no había sido ella, no había sido Sergio, sino él. Él y sus celos.
Mari estaba hablando acerca de su restaurante con un par de reporteros mientras los demás conversaban, casi a las cinco de la mañana todos volvieron a casa, ella y Kaká fueron los últimos en irse pero no le importaba. La re-apertura había sido un éxito y a todos parecía gustarles mucho la decoración.
Lo que Mariana no sabía era que al día siguiente en el mismo restaurante una de sus mejores amigas se encontraría tomando café con su ex.
Casi a las once de la mañana Lou se apareció en el restaurante luciendo de lo más descansada, Mari sonrió al verla desde su lugar al lado de la caja. Se alisó el vestido rosa y se puso de pie con sus tacones dorados, Lou caminó hasta ella después de verla y saludarla de lejos. Ambas se encontraron en mitad del restaurante, que estaba casi lleno.
-¡Ew! Te gusta el negro… – preguntó Mari, recordando su vieja costumbre de insultarse entre ellas en lugar de darse cumplidos y llevó a su amiga a una mesa en la zona del bar, que estaba vacía.
Lou sonrió pero puso los ojos en blanco, llevaba puestos unos pantalones negros a la cintura, una blusa negra de botones con el cuello blanco, unas botas negras y un bolso Channel color negro.
-Te queda bien… - dijo Mari. -¿Qué tal con Lukas? – pregunto de manera picara.
-Ah, bien. Creo que le ha gustado su habitación. – respondió la castaña, ignorando el tono de su amiga.
-¿Cómo? ¿Están en habitaciones distintas? – Mari se notaba decepcionada al tiempo que Lou asintió con la cabeza. – Ay, está bien… ¿Qué te ha dicho de Gonzalo? Ayer se encontraron y no fue muy…
-Cortez. – Completó Lou. – Ni siquiera se presentó, pero eso es lo de menos, quería disculparse y no sé qué más.
-Ah, ya; lo mandaste por un número. – respondió Mari. – Yo he hablado con él, sé que solo quiere estar en buenos términos contigo. No seas mala y escucha al pobre hombre. – Se puso de pie. – Y cuando decidas compartir habitación con Lukas me cuentas. – le guiñó un ojo.
La nutrióloga sacudió la cabeza antes de ver por qué Mari se había levantado. Gonzalo estaba allí, y aparentemente estaba en complicidad con él. Mari miró a su amiga y puso las manos en alto como intentando decir “disculpa”.
Un par de minutos más tarde, Gonzalo estaba sentado frente a ella. Hacía tanto que no habían estado ellos dos juntos que la chica tuvo que voltear el rostro hacia otra dirección para intentar respirar aire fresco y libre del olor de la loción del jugador, conocía bien a Gonzalo y ella pensó, desafortunadamente él me conoce muy bien.
Un par de minutos en silencio después el jugador comenzó a hablar.
-No quiero acabar mal contigo. – Ambos se miraron a los ojos. Ella sabía que era verdad.- Me porté como un imbécil contigo.
-Eso ya no importa. – En verdad a la chica ya no le importaba, estaba con alguien que no podría tratarla mejor y además por algún motivo al recordar lo que había pasado sentía que no era Gonzalo él que le hablaba, ni ella la que respondía. – Entiendo que querías irte del equipo, yo quería que te quedaras y además bueno… ambos tenemos nuestro carácter.
Gonzalo no comprendía, frunció el ceño, aquello que la castaña acababa de decir lo había dejado confundido.
-En serio, ¿No quieres una disculpa? Yo sé que lo que dije estuvo mal.
-Pero finalmente, fue lo mejor – Gonzalo frunció el ceño y se inclinó hacia adelante sobre la mesa, - porque si no lo hubieras dicho yo… no hubiera llegado a Inglaterra, no hubiera encontrado a la gente que encontré. Tu seguramente encontraras a mucha gente agradable en Italia.
-¿Estás hablando de Lukas, verdad? Es un gran jugador. – dijo. – Solo quiero ser tu amigo.
Ambos se quedaron mirándose el uno al otro.
-Bien.
Lou se levantó y se acomodó la blusa antes de sacar sus lentes oscuros del bolso. Gonzalo se levantó también y caminó detrás de la chica.
La nutrióloga se despidió de Mariana puso su mano en el hombro de Gonzalo antes de voltearse y darle a Gonzalo un rápido beso en la mejilla a manera de despedida, como lo había hecho anteriormente con Mari. El jugador y Mari se quedaron mirando mientras la chica salía a la calle.
-¿Amigos? – preguntó Mari.
-Aja…
-Bienvenido al club, – le tendió la mano con una sonrisa burlona en el rostro, el pipita la cogió aunque en su rostro tenía una mirada de confusión – espero que te guste el café, porque vas a tomar mucho antes de tener oportunidad de volver con tu ex.

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